Llevar neumáticos de verano en invierno: una pésima idea

Elegir los neumáticos más adecuados para nuestro vehículo, no es solo una cuestión de gustos, sino también una decisión crucial que influye en nuestra seguridad y la del resto de usuarios de la vía. En invierno es especialmente importante optar por ruedas adecuadas para esta estación, pues llevar cubiertas de verano puede resultar ineficiente y peligroso. De ahí la importancia de seguir leyendo este artículo de Confortauto, en el que descubrirás por qué llevar neumáticos de verano en invierno es una pésima idea. Además, conocerás algunas alternativas para enfrentar las difíciles condiciones de la carretera en época invernal.

¿Por qué no se deben usar neumáticos de verano en invierno?

Durante el invierno, las carreteras se vuelven más peligrosas debido a la presencia de hielo, nieve y agua. Es por ello que los neumáticos de invierno están diseñados con un patrón de banda de rodadura y una composición de caucho que mejora la tracción en estas condiciones difíciles. Su diseño cuenta con laminillas que proporcionan un mejor agarre en superficies mojadas, algo que las ruedas de verano simplemente no pueden ofrecer.

En cambio, los neumáticos de verano están fabricados para rendir al máximo con temperaturas cálidas y en seco. De esta manera, al enfrentarse a las bajas temperaturas del invierno, su rendimiento disminuye significativamente. Esto es debido al compuesto de caucho utilizado en los modelos estivales, que se endurece con el frío, lo que provoca una pérdida de elasticidad y adherencia. Esta merma en el agarre y la eficacia causa un aumento de la distancia de frenado e incrementa las posibilidades de falta de control del coche, con el consiguiente riesgo de accidentes.

A continuación, puedes ver más razones por las que deberías acceder a confortauto.com y comprar neumáticos de invierno para evitar problemas al conducir con climas fríos:

– Menor tracción en superficies resbaladizas

Como ya hemos adelantado, uno de los mayores problemas al usar ruedas de verano en invierno es la falta de tracción en superficies resbaladizas como hielo o nieve. Y es que los neumáticos de invierno tienen un diseño de la banda de rodadura más profundo y una composición de goma más suave que les permite agarrarse mejor a la superficie en condiciones frías y deslizantes. Así, los modelos de verano no pueden proporcionar la misma tracción, lo que aumentaría tener problemas graves en la carretera.

– Mayor distancia de frenado

Debido a la falta de agarre en superficies mojadas y nevadas, las gomas de verano también inciden en el aumento de la distancia de frenado del vehículo. Esto significa que necesitarás más espacio para detener tu automóvil en caso de emergencia, lo que puede ser extremadamente peligroso en vías concurridas o con superficies irregulares.

– Más desgaste y menos vida útil de las ruedas

Llevar neumáticos de verano en invierno también puede tener un impacto negativo en la vida útil de nuestras ruedas. Al circular en condiciones adversas, estos neumáticos se desgastan más rápido, es decir, tienen que ser reemplazados con más frecuencia. A largo plazo, esto conlleva un gasto extra para nuestro bolsillo.

– Riesgo de daños en los neumáticos

Además, circular con cubiertas que no son adecuadas al clima correspondiente incrementa el riesgo de que nuestros neumáticos sufran daños. Los baches, las irregularidades en la carretera y las piedras pueden causar cortes y desgarros en nuestras ruedas. Como resultado, habría un mayor número de reparaciones al tener que cambiar los neumáticos más a menudo, elevando así el coste.

– Menor estabilidad en curvas

Hay que tener en cuenta que los neumáticos de verano no brindan la misma estabilidad en curvas que los de invierno. Y esto puede hacer que nuestro vehículo sea más propenso a derrapar y perder el control en carreteras con curvas, lo que aumenta las probabilidades de sufrir algún tipo de siniestro vial.

– El impacto de la temperatura

Como es obvio, los cambios de temperatura juegan un papel importante en el comportamiento de los neumáticos. Así, por debajo de 7 °C las cubiertas de verano comienzan a perder eficacia. Sin embargo, los modelos de invierno están hechos de un material de caucho más blando que mantiene su flexibilidad incluso en condiciones bajo cero, asegurando una mejor tracción y seguridad.

Las grandes diferencias entre neumáticos de verano e invierno

Es fundamental entender estas diferencias, porque, mientras que las ruedas de verano se centran en brindar una buena tracción en vías secas y mojadas a temperaturas más altas, las de invierno están creadas para ofrecer seguridad y rendimiento en condiciones de frío, hielo y nieve. Estas distinciones no son solamente estéticas, sino que implican variaciones sustanciales en la composición y estructura misma de los neumáticos, lo que se traduce en un rendimiento completamente distinto.

Normativas y recomendaciones de seguridad

Para que veas la importancia que tiene usar los neumáticos correctos en cada estación, en muchos países existen normativas que regulan su uso según la temporada. Estas normas, no son únicamente un asunto legal, sino también una cuestión de responsabilidad y precaución. Incluso ignorar estas recomendaciones puede llevar a sanciones. Y lo que es más importante aún, es peligroso porque puede tener consecuencias graves para nosotros y el resto de usuarios y usuarias de la vía. 

Conclusión

Resumiendo, podemos decir que llevar neumáticos de verano en invierno es una pésima idea por los riesgos que implica, influyendo principalmente en la seguridad vial. Ya sabes que las gomas de verano no están diseñadas para las bajas temperaturas y las condiciones invernales, lo que las hace inadecuadas y peligrosas. La alternativa es invertir en neumáticos de invierno adecuados. Esta es una elección inteligente que puede ayudar a prevenir accidentes de tráfico y garantizar un viaje más seguro durante la temporada invernal. Ser conscientes de todos los riesgos es primordial a la hora de comprar neumáticos de invierno en confortauto.com, que son los ideales al ofrecer un rendimiento y eficacia óptimos en condiciones adversas.